Poema
Las Sombras
por Ángeles Navarro Moya
Las sombras nunca estuvieron en mí, si no alrededor.
Un cuchillo grande, una habitación cerrada, duchas de agua fría forzadas.
Una patada en el estómago, unas gafas tiradas, un bofetón agitado.
Mensajes envenenados, gritos alterados, reproches amargos.
Expectativas impuestas, risas ausentes, carencias presentes.
Madre, si lloro, atiende mi llanto.
Madre, si grito y pataleo, ¿no ves que estoy sufriendo?
Muchos mares grandes y mares pequeños crucé,
asomada desde la ventana de una habitación infantil.
Chamanes y gurús me visitaron en sueños,
abrí el corazón al dolor para dejarlo ir.
Abrazos cálidos, miradas transparentes, caricias suaves.
Palabras sinceras, risas abiertas, corazones que se hablan.
El universo que conspira, impulso y aventura.
Amor a la vida en todos sus matices ¡oh, la vida!
Y cada día un poco más alejada de la oscuridad...
La oscuridad se hizo sombra, la sombra se hizo silencio, el silencio se hizo luz.